Asimismo, el presidente de la Comunidad, Juan Vicente Herrera; el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo; la consejera de Cultura, Maria José Salgueiro, la subdelegada del Gobierno de Burgos, Berta Tricio; y el presidente de la Diputación, Vicente Orden Vigara, fueron algunos de los representantes políticos que arroparon a la villa oñense en este esperado día.
“Un día histórico”, así definió Herrera a la jornada. El presidente del Ejecutivo agradeció la presencia de la representación que hubo por parte de la Comunidad Foral de Navarra, en un acontecimiento “esperado por todos los ciudadanos de Castilla y León”. Asimismo, declaró que los actos de hoy son el preámbulo de un conjunto de actuaciones que durante los próximos meses “darán un mayor esplendor al monasterio”, gracias a una actuación integral en el claustro del edificio para mejorar su espacio.
El presidente dejó clara la intención y el apoyo que Oña recibirá por parte de la Junta en los próximos meses mediante la contribución a todos los actos del Milenario para poner en valor “una joya de nuestra historia”. En la misma línea, el alcalde de Oña, José Ignacio Castresana, recordó que la historia de Castilla nació en el monasterio benedictino de la localidad, que es “el germen de España”.
Por su parte, Alejo consideró que el día de hoy sirve para reconocer el trabajo de una población que “mira por su futuro”, y recalcó la necesidad de “poner en valor” el rico patrimonio cultural que hay en la provincia y en Castilla y León. Asimismo, Alejo no descartó la posibilidad de que el Complejo de San Salvador pueda convertirse en el futuro en un parador nacional, aunque tampoco avanzó si el Ejecutivo nacional tiene pensado invertir en el edificio.
Mil años después
El Monasterio de San Salvador se vistió de gala para acoger unos actos en los que ha trabajado con el apoyo de la Fundación en los últimos doce meses y que han contado con el apoyo de los vecinos de esta localidad burgalesa, así como las instituciones burgalesas y regionales que han seguido de cerca el programa de actos. Mil años de historia que comenzaron a principios del siglo XI cuando Sancho García fundaba un monasterio y abría nuevos horizontes en la reconquista de la península al salir victorioso de la guerra contra Almanzor y del vasallaje del Califato Cordobés.
Eran tiempos convulsos para los reinos cristianos del norte de la península. En aquel momento se iniciaba un nuevo derrotero político en los reinos ibéricos, en que Oña y su monasterio fueron el centro donde convergieron los intereses de Castilla y de Navarra, ostentando la más significación política, religiosa y cultural.
Los actos comenzaron pasadas las 11 y media de la mañana con una Eucaristía presidida por el Nuncio de Su Santidad, Renzo Fratini, y en la que le acompañaron los arzobispos de Burgos y Pamplona, así como el recién nombrado obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa. Tras la misa, tuvo lugar un acto institucional en el que se representó el episodio histórico correspondiente a la fundación del Monasterio, y que anualmente se representa en el conocido ‘Cronicón de Oña’. Como colofón, se descubrió una estatua dedicada al conde Sancho García que, desde hoy, preside la plaza que llevará su nombre.
Los avatares del monasterio
Testigo del paso del tiempo, el Monasterio de San Salvador se enmarca en el corazón de la villa burgalesa desde hace mil años y vigila desde hace siglos la vida de los vecinos que pasan y pasaron por las calles de la localidad siendo, además, uno de los edificios monacales más importantes de la historia del Reino de Castilla. Por las puertas del espacio monacal han pasado importantes condes, miembros de la realeza castellana, presidentes y alcaldes de todas las épocas y políticos de distinto signo.
El edificio, de sobra conocido por albergar anualmente las representaciones del ‘Cronicón de Oña’, fue fundado en el año 1011 por el conde de Castilla Sancho García, nieto de Fernán González, en honor a su hija Tigridia, que se convirtió en la primera abadesa del mismo. En 1033, el Monasterio pasó a depender de los monjes cluniacenses, momento en el que San Salvador se convirtió en un punto de referencia e importancia en el conjunto de espacios monacales del Reino de Castilla.
A finales del siglo XIX, la iglesia del Monasterio pasó a ser utilizada como la parroquia de la localidad, mientras que las dependencias monacales fuero adquiridas por los jesuitas. En la actualidad, y desde hace varias décadas el complejo monástico depende de la Diputación Provincial de Burgos, que lo utiliza como hospital psiquiátrico.